La caza del toro por el hombre primitivo fue para aprovechar su carne como alimento, su piel como vestido y seguramente más tarde, el toro se uso como instrumento de trabajo, ese fue el embrión de lo que iba a ser la Tauromaquia.
Pronto, el hombre descubrió las cualidades que hacen del toro, el único apto para la lidia y el trabajo.
En Creta, unos 3000 años A.C., se practicó una suerte de carácter litúrgico, que era citar de frente al toro y esperar a pie firme su embestida para sujetarse de las astas del toro y caer de pie al suelo por las ancas del animal. Esta suerte era practicada por hombres y mujeres, posiblemente sacerdotisas, que arriesgaban su vida por índole de religión del Dios Tauro.
Los Romanos introdujeron en España los espectáculos de la tauromaquia poco después de que los conquistaron. Y parece que fueron los árabes, mejor dicho los árabe musulmanes; los andaluces, que aprovechando las condiciones de los toros, efectuaron juegos y torneos taurinos por toda España.
La afición en España aprende a “correr” y “alancear” toros en son de fiesta. Las primeras referencias de estos festejos datan del siglo XI, mas no se conoce con exactitud lo que era correr toros. Es Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid campeador (1040-1099 D.C.) según la historia, quien alanceaba toros, por gusto.
En México se implantaron las corridas de toros después de la conquista, ya que los conquistadores trajeron en sus naves ganado bovino, lanar y porcino. Y es en la Cd. de México donde se dá la primer corrida de toros, el día 13 de agosto de 1529, los toros que se toreaban eran de 6 a 9 años de edad, muy grandes.
La “Fiesta” consta de tres tercios; 1° Picar, 2° Banderillas y 3° La muerte del toro.
Los “quites” con el capote son la “Verónica” y la media Verónica para el remate, esto es en el primer tercio y después de ser picado el toro, el torero en turno le hará un quite con el capote que puede ser; la chicuelina, la gaonera, el farol, la calecerina o la fregolina. Cabe decir que si el toro no fuera picado, se congestionaría y sufriría un paro cardiáco, cayendo muerto en el ruedo.
El segundo tercio se le ponen las banderillas, tres pares, poniéndolas por ambos lados del toro.
El tercer tercio se le pide permiso al juez para la “faena de muleta”y la muerte del toro, que tien que ser de doce minutos, los muletazos son variables, derechazos naturales con su remate, el de “pecho” o el “forzado”, el “trinchera”, el “de firma”, “molinetes”, la “arruzina”, “manoletina”, el “martinete” y la “san juanera”. Se montará la espada , se perfila el torero y meterá la espada en el morrillo del toro para matarlo, el cual tendrá que caer muerto en cinco minutos, de no ser así, le mandarán tres avisos de parte del sr. Juez, a los tres, dos y un minutos para que sea regresado vivo el toro a los corrales.
Una aportación de “Lalo Cuadros”


Ese Don Lalo...muy interesante esa platica y pequenia demostratcion del arte taurino conocido por muchos superficialmente pero apreciado y amando por otros profundamente...
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