El simbolismo tiene la virtud de contener dentro de unas pocas palabras
convencionales las ideas de varias eras y los sueños de una cultura. Enriquece
nuestra imaginación y nos guía hacia niveles en los que el pensamiento
no requiere de palabras.
Lin Yü-t’ang, pensador chino
¿Qué significado damos hoy a Venus y a Marte? ¿Qué es para nosotros el Sol,
además de una estrella? Parecería que cada vez nos aislamos más dentro de
nosotros mismos y nuestras miradas se dirigen menos hacia las maravillas que
nos rodean. ¿Por qué al ver el Sol, la Luna y las estrellas los hombres encontraban
en ellos símbolos que explicaban la esencia del Universo? ¿Qué está pasando
ahí? ¿De qué nos estamos perdiendo? Al ver el cielo hoy en día lo único
que encontramos son gases que afectan el planeta en que vivimos. De alguna
manera nos enredamos en explicaciones científicas, frías y rigurosas, porque no
podemos ver qué hay más allá de lo meramente físico.
Por lo anterior, nuestra relación con las cosas y personas que nos rodean se
vuelve cada vez más distante y superficial. Al interpretar el universo sólo como
una acumulación de materia y energía perdemos la posibilidad de establecer
una relación íntima con él. Nos alejamos del sentido de la realidad, de cómo
el mundo material influye en nosotros de manera constante, aun sin que nos
demos cuenta, porque formamos parte de un todo del que no podemos separarnos
y que en muchos sentidos define lo que somos.
Productores de símbolos
Pensadores como Carl Gustav Jung han desarrollado teorías sobre la importancia
que tienen los símbolos en nuestra vida. Desde pequeños creamos símbolos
propios y nos familiarizamos con símbolos comunitarios que van determinando
nuestra forma de pensar, sentir y percibir el mundo. El pensamiento y el lenguaje
están hechos de símbolos. Aprender a conocer los significados de las
cosas dentro de nosotros es una forma de aprender a conocernos.
El simbolismo es una manera directa de aproximarnos y de conocer el mundo,
pues el hombre tiende a crear símbolos para explicarse su propia presencia. Por
eso el simbolismo es una de las formas más antiguas de expresión y constituye
un lenguaje universal que trasciende los límites de la comunicación verbal. Un
símbolo es aquello que, a través de su naturaleza y apariencia, refleja o representa
algo más profundo. Por ejemplo, unas lenguas de fuego pueden simbolizar
el Sol, el calor, el poder, la divinidad o la creatividad. En realidad todo lo
que nos rodea, incluyendo el cosmos, contiene el potencial para convertirse en
un símbolo.
Para entender el mundo
La complejidad de los símbolos ha ido creciendo durante siglos, cambiando
con cada contexto cultural. Algunos problemas que preocupaban a la humanidad
desde los tiempos más remotos se mantienen más o menos vigentes y
siguen siendo sujetos de simbolización. Entre ellos están la fertilidad, tanto de
la tierra como de la raza humana, así como el nacimiento, la vida y la muerte.
En un mundo invadido de imágenes, mensajes e información, transmitidos a
través de tantos medios de comunicación, los terrícolas nos alejamos constantemente
de nuestra esencia humana y de nuestras capacidades más nobles.
Nuestra relación con el entorno, tanto cósmico-natural como artificial, se ha
vuelto mecánica y superficial. Nuestras aficiones se acercan más a lo estrictamente
material. Por eso, para conocer mejor el entorno de cada quien se debe
tratar de descubrir en lo que le rodea aquello que tiene un significado importante
para nosotros.
Texto /
Observa y descubre cuáles son tus símbolos personales. Qué son para ti las
cosas que te circundan; qué representan y qué te hacen sentir y pensar.
Algunos de los elementos simbólicos mas frecuentes son:
Las manos. Pueden expresar bendición, protección, justicia y autoridad.
Algunos curanderos trabajan con el simple contacto de sus manos; y hablamos
de “echar una mano” cuando ayudamos a alguien.
Dos personas tomadas de la mano son símbolo de amor y afecto.
El corazón. Es el símbolo clásico del amor aunque también representa sinceridad
y compasión. El corazón partido por la mitad simboliza dolor o pena por
una gran pérdida.
Los números. Muchos de ellos se consideran sagrados o portadores de alguna
cifra secreta. Por ejemplo, en algunas culturas el número siete representa la
unión de la divinidad (número tres) con la tierra (número cuatro). Cada una de
las fases de la luna dura siete días y siete días tiene la semana.
El laberinto. En culturas de Oriente y Occidente algunos laberintos representan
el camino que conduce hacia la verdad; otros resultan más complicados y enigmáticos
pues sus senderos se bifurcan constantemente –este tipo de laberinto
suele aparecer en sueños y representa la indecisión. Es más difícil salir de ellos
que entrar pues sólo los sabios pueden encontrar su clave secreta.
El pan. Simboliza el alimento del cuerpo y del alma.
El nudo. Símbolo de la esencia interior de cada persona. El nudo ata pero
también mantiene la promesa de la liberación. También puede representar la
protección.
La vaca. En diferentes culturas representa a la madre de los dioses, a la dadora
de vida, lo que no es de extrañar dadas las propiedades extraordinarias de la
leche que nos brinda.
Ejercicios
• Piensa en las cosas que te rodean. ¿Hay alguna que, inexplicablemente, te
provoca sentimientos especiales de atracción o de rechazo? Ejemplo: los árboles,
las ventanas, los gatos.
• ¿Qué tanto recuerdas de tus sueños? Al despertar, antes de levantarte, haz
un esfuerzo por recordar lo que soñaste. Verás que poco a poco empezarás a
recordar más y más detalles.
• Comparando los objetos que te provocan sentimientos especiales y aquellos
que aparecen en tus sueños, haz una lista de símbolos personales.
• ¿Puedes identificar algún objeto, lugar o situación que se repita en tus sueños
o en tus fantasías?
• Medita sobre lo que podrían significar para ti los objetos que recurren a tu mente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos tus comentarios y propuestas